Juan Manuel Ponce Díaz: «El voluntariado, una manera de aportar nuestro granito de arena al cambio social»

En tiempos en los que las problemáticas sociales parecen multiplicarse, el voluntariado emerge como una de las formas más poderosas y directas de contribuir al bienestar colectivo. Para Juan Manuel Ponce Díaz, presidente de la Fundación Vive Peninsular, esta práctica no solo representa un acto de generosidad, sino también una herramienta esencial para construir comunidades más empáticas, unidas y resilientes

«El voluntariado no es un acto menor. Es una decisión consciente de comprometerse con el otro, de dedicar tiempo y energía a causas que nos superan individualmente, pero nos enriquecen como sociedad», señala Juan Ponce Díaz. Desde la Fundación, se promueve una visión del voluntariado que va más allá de la ayuda puntual: se trata de generar un cambio cultural que fomente la participación activa y sostenida de las personas en proyectos sociales.

Los programas impulsados por Vive Peninsular abarcan desde actividades educativas y ambientales, hasta iniciativas culturales y de inclusión social. En todos los casos, el papel de los voluntarios ha sido clave para llevar adelante las acciones, alcanzar nuevos territorios y fortalecer la presencia comunitaria. «Cada voluntario aporta su propia historia, sus capacidades y su mirada. Esto enriquece enormemente los proyectos y permite generar un impacto más profundo», explica.

Además, la Fundación considera el voluntariado como una vía para el desarrollo personal. Participar en acciones sociales no solo genera beneficios para las comunidades atendidas, sino que también transforma a quienes colaboran. «Muchos voluntarios nos cuentan que esta experiencia les ha cambiado la vida. Se sienten más conectados con su entorno, más útiles y más conscientes de su rol en el mundo», comenta Juan Manuel Ponce Díaz.

La organización trabaja actualmente en ampliar su red de voluntariado en la península, con especial foco en jóvenes, adultos mayores y profesionales que quieran compartir su conocimiento. La formación, el acompañamiento constante y el reconocimiento al trabajo voluntario son pilares fundamentales de esta estrategia. «No se trata solo de pedir ayuda, sino de construir una comunidad donde todos sepamos que tenemos algo que aportar», afirma.

Juan Manuel Ponce Díaz concluye que, frente a la desigualdad, la violencia o la exclusión, el voluntariado es una forma concreta de respuesta. Una manera de no quedarse al margen y de apostar activamente por un futuro más justo. «Con pequeñas acciones, podemos generar grandes cambios. Solo necesitamos dar el primer paso».

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